Señora vecina:
Creo hablar por mí y por todos los vecinos de la cuadra y alrededores al informarle que nos agradaría enormemente que nunca más se le ocurra la idea de cortar sus cañas a las 9.30 de la mañana, ya que a ninguno de nosotros (corazones alegres y respetuosos) se nos sienta bien ignorar a la palabra santa (y no solo eso, sino que nos incomoda profundamente); con esto me refireo a esta cita textual de un pasaje de la biblia evangélica:
'y los domingos, el día del santo descanso, descansará el cuerpo y el alma hasta no antes de las 11.30, para recobrar fuerzas y ánimos luego del goce de nuestro sagrado sábado, día en el que el Señor observa con un sólo ojo, dejando pasar aquellas picardías banales dignas del error y aprendizaje del hombre'
Como se observa, el mensaje es claro, coherente y amoroso por demás, y, profundamente lamento apuntarle que con todo el ruido de sus maquinarias corta-cañas a más de uno se nos hizo imposible el descansar, ni volver a conciliar el sueño cuando ya a las 10.30 de la mañana los motores dejaron de mover las aspas que cortaban la maleza.
Por lo pronto, no dudo de su corazón comprensivo y en que me (nos) entenderá sin problema alguno.
Espero que no vuelva a suceder; le manda un abrazo
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